¿QUIéN MATó A LA NIñA MARISOL?

Tan hasta el gorro terminó Marisol de ser quien era y de todos nosotros que Pepa Flores –su verdadero nombre– vive en la clandestinidad desde 1985, allá por Málaga, tierra de su infancia, corta en el tiempo, rica en penurias y muy española.

Si Estados Unidos tenía a Judy Garland en El mago de Oz, España tuvo a su Marisol, niña prodigio, descubierta por el productor Manolo Goyanes mientras veía por televisión la demostración sindical y folclórica del Primero de ­Mayo de 1959 en el Santiago Bernabéu –espectáculo televisivo inolvidable, interminable e infumable, pleitesía a Su Excelencia el Jefe del Estado, Generalísimo Francisco Franco–. La niña tenía once años y formaba parte de un coro de la Sección Femenina donde ya cantaba y bailaba con salero.

Dicho y hecho: Goyanes la bautizó Marisol –su nombre real le parecía feo–, la llevó a vivir a su casa como una más de su familia numerosa –un palacio en comparación con la corrala de Málaga– y película tras película lanzó a Marisol a una fama meteórica, excepcional, gracias a la naturalidad que daba aquella chiquilla en pantalla.

“Todas las niñas queríamos ser como ella pero éramos gordas y con granos, mientras que Marisol...”, señala Esperanza Aguirre, uno de los quince testimonios del ameno documental. La primera película –Un rayo de luz (1960)– ya fue un gran éxito, de público, taquilla y régimen. A los Franco les hizo gracia Marisol. Luz y color, sol de España, un país al que empezaron a llegar turistas, incluso en bikini. ¿Explotó Goyanes a aquella niña? El documental pasa sin hacer sangre en nada ni en nadie –¿para qué?– aunque cualquiera espectador –estreno en cines el 10 de mayo– llegará a la conclusión de que a día de hoy hubiese supuesto un caso de explotación laboral infantil.

Pepa Flores perdió el favor incondicional del pueblo español, el mismo que la prefería esclavizada y Marisol

Goyanes explotó el fenómeno con visión empresarial al crear una red de fans muy activa, a la que nutre con mil y una astucias. La vida de la niña eran cenas con señores mayores, rodajes –Ha llegado un ángel, Tómbola, Marisol en Río–, y viajes por medio mundo cuando aquí ni El Tato conocía Palma de Mallorca. Y a no a cualquier lugar. Así, intervino en el célebre show de Ed Sullivan en la CBS, en directo desde un teatro de Nueva York –coincidió en el programa con Harpo Marx– y recorrió Japón para promocionar Me conformo, número uno en la lista de ventas del archipiélago. Pasta larga.

Y la niña se hizo mujer, como decía aquel . Sin transmitir mucho entusiasmo en las imágenes, más bien resignación, Marisol se casa en 1969 con...Carlos Goyanes, hijo del productor, al que no le hizo gracia alguna la boda por razones que el documental pasa por alto. No se caían mal pero la pareja se separó de facto en 1972. Y ahí, con la salida de la casa Goyanes, empieza la transformación. Sigue en el cine pero la cosa no funciona, por culpa del imperativo erótico de algunas de las cintas y pese al prestigio de directores como Camus, Saura o Bardem.

Y aparece, irrumpe, Antonio Gades, bailarín y seductor –¡con qué poco lo deja claro Cristina Hoyos en el documental!–. Dos personas aún casadas (Gades con Maruja Díaz). Pepa Flores pierde el favor incondicional del pueblo, el mismo que la prefería esclavizada y Marisol. No fue lo de Figo en el Camp Nou pero sí el inicio de un distanciamiento irreversible.

La pareja se pone el mundo por montera y el comunismo por bandera. Marisol parecía franquista, Pepa Flores marxista. A raíz de las últimas ejecuciones, en septiembre de 1975, se refugian en Altea. Allí, una mañana cualquiera de 1976, tras dejar a su hija María en el cole, Pepa Flores descubre en un quiosco la portada que consagró a la revista Interviú. ¡Ella desnuda! Un millón de ejemplares vendidos. “No cobró un duro”, admite César Lucas, el fotógrafo. Alguien lo haría pero eso no queda claro en el documental.

Pepa y Antonio se casan en La Habana en 1982. Testigos: Fidel Castro y Alicia Alonso. Ese año España giraba al socialismo. Y al bailarín le pudo su naturaleza. Un buen día, “Pepa fue la última en enterarse”, Gades se enamora de una suiza, doncella de gran fortuna. Divorcio por KO. Pepa Flores pone el cartel de libre y se las pira. Desde 1985, no aparece en público ni cuando el Goya de honor 2020. Se la intuye feliz a nuestra, con perdón, Marisol. ¿Amigos?

Blanca TorresMarisol. Llámame Pepa (Documental)Estreno en cines el 10 de mayo.

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